Desde el Centro Científico CEAZA destacan que el aporte de las nevadas ofreció “un salvavidas” al delicado estado del sistema hidrológico de la zona. Sin embargo, los caudales y embalses continúan con déficit.
Los caudales de los ríos se presentan con valores muy bajos por cuarto año consecutivo, de acuerdo al Boletín Climático del Centro Científico CEAZA publicado en febrero de 2023. El informe detalla que “el estado actual del sistema hidrológico de la Región de Coquimbo se encuentra en una situación muy delicada debido a las precipitaciones bajo lo normal que se han registrado en promedio en los últimos 5 años. Es por ello que, los caudales corresponden a un 27% de los históricos en la provincia de Elqui, 40% en Limarí y 36% en Choapa”.
Asimismo, esta situación ha llevado también a una constante disminución de los niveles de agua embalsados en los últimos años. “En este momento el agua embalsada en Elqui es de un 23% de su capacidad, Limarí un 13% y Choapa un 43%”, detalla el Boletín Climático del CEAZA.
Aporte de la nieve
Respecto al aporte de las precipitaciones de nieve ocurridas durante el año 2022, Cristian Orrego, coordinador del Área Meteorológica del CEAZA explica que en los últimos 2 años los caudales habían bajado tanto que estaban en mínimos históricos. «De no haber tenido un 2022 en rangos normales de precipitaciones en cordillera, actualmente la región estaría en otra situación muy diferente y mucho peor. En ese sentido, las precipitaciones dieron un respiro a los usuarios del agua”.
El Dr. Álvaro Ayala, investigador del área de glaciología del CEAZA, entrega un dato que grafica el comportamiento de las precipitaciones ocurridas en la cordillera durante el 2022. “La acumulación de nieve al inicio de la temporada de deshielo fue bastante superior en relación a los años anteriores. Por ejemplo, en nuestra estación meteorológica ubicada junto al glaciar Tapado (4300 m.s.n.m.) habían acumulados 130 cm de nieve el 1° de septiembre, mientras que en el periodo 2018-2021 en esa fecha no habían más de 30 cm”.
Sin embargo, a pesar de estas precipitaciones, Cristian Orrego recalca que “en el presente año 2023 los caudales (las aguas que fluyen en la superficie) siguen en niveles muy bajos. Por ejemplo, los valores de enero todavía no son ni la mitad de lo esperado para el mes, por lo que se necesitan más años con precipitaciones sobre lo normal para seguir recargando el acuífero y que los ríos se puedan acercar a los promedios climáticos. Si no llueve este año 2023 entraremos nuevamente en un escenario de escasez extrema. Porque además los embalses no alcanzaron a recargarse suficientemente, lo que significa que continuarán a la baja”.
Fenómeno de La Niña en retirada
Respecto a la permanencia del Fenómeno de La Niña en la Región de Coquimbo, Cristian Muñoz, modelador estadístico de geociencias del CEAZA, detalla que “es notorio el debilitamiento de este último pulso de La Niña, tanto así que se esperan condiciones neutras predominando durante otoño y hasta junio-julio. Más allá de eso, hay incertidumbre respecto si las condiciones neutras continúan o bien parte una fase El Niño, lo que en principio sería una buena noticia para la región en cuanto a precipitaciones”.
Junto con la presencia de La Niña y El Niño, existen otros fenómenos que influyen en la ocurrencia de precipitaciones en la Región de Coquimbo. “Debemos considerar también una masa de agua ubicada en el Pacífico Occidental Subtropical que ha ido constantemente mostrando anomalías positivas de temperatura superficial del mar, denominada la “mancha cálida”. Tal como el ciclo ENOS, esta “mancha cálida” también influye en el pronóstico de precipitación para la Región de Coquimbo”, explica el Dr. Cristian Muñoz.
La “mancha cálida”, consiste en temperaturas del mar anormalmente altas frente a las costas de Australia y Nueva Zelanda, que a su vez calientan el aire y por acción del viento, intensifican el Anticiclón Subtropical del Pacífico, lo que impide que los sistemas frontales lleguen a la Zona Central de Chile.
“La “mancha cálida” tuvo anomalías negativas de la temperatura superficial del mar durante el mes pasado. No obstante, el trimestre debiera terminar con anomalías positivas pero debilitadas respecto al año anterior a la misma fecha. Sumados lo que está ocurriendo con el ciclo ENOS y la anomalía no tan intensa en la “mancha cálida”, se espera para la región que durante otoño la precipitación esté dentro de los rangos normales para la época del año, lo que es consistente con lo que muestran los modelos globales de pronóstico estacional de precipitación”, precisa Muñoz